Seguro que esto te ha ocurrido alguna vez, vas por la calle pensando en tus cosas, con un cansancio descomunal por culpa del trabajo y te encuentras a un amigo o amiga.
Te saluda y charla contigo dos minutos.
Cuando te despides has olvidado el cansancio, las cosas en las que ibas pensando e incluso sonríes.
¿Qué ha pasado?
Las emociones se contagian, tanto las positivas como las negativas.
Así que si estás hablando en público y quieres animarlos, mientras repartes pena, tristeza y apatía… mejor déjalo. No vas a conseguir nada.
Transmite la emoción que quieres contagiar.
Estoy encantado de que leas esto en tu correo.
Si por el contrario, estás en la web (entre tú y yo, no sé cómo has llegado hasta aquí pero puedes salir por la puerta grande) y quieres recibes las entradas diarias con consejos para hablar en público en tu email… ¿A qué estás esperando?
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